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El amor está en el aire. Con la llegada de febrero, la demostración de afecto, flores, cartas, música romántica y por supuesto, chocolates, no se hacen esperar. De hecho, el chocolate es el sabor característico de la festividad, pero, ¿Te has preguntado por qué?
Probablemente, en la actualidad la mayoría de las personas eligen regalar chocolates por las bellas envolturas y cajas en forma de corazones de edición especial que pueden hallar en las estanterías de prácticamente todas las tiendas, sin embargo, el vínculo entre el chocolate y el amor se remonta a miles de años atrás.
Desde el apogeo de su cultura, los mayas apreciaban muy claramente la magia del chocolate mientras lo bebían, primero tostando los granos de cacao y luego moliéndolos en una pasta que se mezclaba con chiles, harina de maíz y agua. Además de utilizar el chocolate en las ceremonias religiosas y saborearlo al final de las fiestas, fueron la primera civilización en establecer la conexión entre el chocolate y el amor.
Algunas ceremonias de bodas mayas incluían un ritual en el que los novios bebían chocolate ceremonialmente.
Por su parte, los aztecas tenían una visión menos sana del ingrediente. Según la leyenda, el emperador Moctezuma II bebió grandes cantidades de granos de cacao para alimentar sus aventuras románticas; es decir, como un afrodisíaco. El chocolate contiene pequeñas cantidades de triptófano y feniletilamina, dos sustancias químicas asociadas con los sentimientos de amor y deseo, aunque ahora, gracias a los científicos, sabemos que no hay suficiente de ninguna de las sustancias para hacer del chocolate un estimulante fuerte.
No obstante, durante su época persistieron las historias sobre los efectos del chocolate en el dormitorio, lo que podría explicar por qué los vendedores adoptaron al chocolate en diversas presentaciones para abanderar el Día de San Valentín.
Probablemente, estos son las dos primeros grandes vínculos entre el chocolate y el amor en la historia.
En la actualidad, es prácticamente imposible recorrer cualquier tienda minorista en febrero sin ver regalos que contengan chocolate. No importa si son flores, muñecos de peluche e incluso perfumes y maquillaje, los chocolates siempre están presentes complementando la presentación.
Probablemente sea por eso que el chocolate es fácil de asociar con la celebración del Día del Amor y la Amistad. Ahora, los chocolates de San Valentín se intercambian en todo el mundo, e incluso están ligados a tradiciones interesantes en algunos países.
Por ejemplo, gracias a una exitosa campaña de marketing, las mujeres en Japón cada 14 de febrero tienen que dar "por obligación”, chocolates a todos los hombres que conviven con ellas, cualquiera que sea el motivo que los une.
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